domingo, 26 de diciembre de 2010

Cosas tontas que hace una borracha.

Como por ejemplo, hacerse la coja para colarse en el búho de vuelta a casa. Si señor, interpretación mala de cojones, porque en cuanto me cedieron el sitio el pie mágicamente me dejo de doler. Lo cual me llevó a la situación de conocer a un teeneager (creo que de 18 años) e irme para casa en taxi con él. Le conté mi vida, a él y al taxista y encima me pidió el tuenti, pero ayyy compañero de transporte, una ya es mayor para esas cosas, a lo que casi le mando un mensaje a un tío para preguntarle como era de moral que te pareciera un tío atractivo, de 18 años, que acababas de conocer para ahorrarte unos euros al taxi. Un mensaje a un ex. Tócatelos, pero por fortuna se me debió pasar al darle al enviar y el mensaje nunca llegó a su destinatario.


Llego a casa, solo alcanzo a quitarme los pantalones y me meto en la cama. Totalmente ida, viendo borroso y preguntándome si al final me había enrollado con el tio del taxi o no. Por cierto, cuando ya dormí unas horitas recordé que no había pasado nada, pero eh, que tuve una duda y estuve con el corazón en un puño un rato. Luego fui a buscar los pantalones, que estaban junto a mi dignidad.  

2 comentarios:

Narciso Taponado dijo...

Pues yo no lo veo asi! casi te lias con un yogurín en un taxi, que morbazo ! la apunto como fantasía pendiente

Kate dijo...

JAJAJAAJAJJA, bueno, si la cumples espero que me cuentes!